La Izquierda

El cuento de la transición

En 1976 la Constitución y la Ley de Reforma Política fueron refrendadas por la ciudadanía que quería dejar atrás la dictadura, pero en el mismo paquete democrático nos habían “colado” a la monarquía en aquel entonces, y ahora hace dos años con la restauración borbónica. En España la gente vota mal excepto cuando vota bien.

Esta pasada semana LaSexta ha dado a conocer un fragmento off the record inédito de una entrevista de Victoria Prego, la cronista oficial de la Transición, al desaparecido Adolfo Suárez del año 1995, en la misma dice textualmente:

– Adolfo Suárez: Pues es simplemente que la mayor parte de los jefes de Gobierno extranjeros me pedían un referéndum sobre monarquía o república…
– Victoria Prego: Claro, y eso era peligrosísimo en ese momento.
– Adolfo Suárez: Hacía encuestas y perdíamos.
– Victoria Prego: Claro.
– Adolfo Suárez: Y era Felipe [González] el que estaba pidiendo a los otros que lo pidieran. Entonces yo metí la palabra “rey” y la palabra “monarquía” en la ley [de Reforma Política] y así dije que se había sometido a referéndum ya.

La revelación llega después de 21 años desde la entrevista y 40 después de la Ley de Reforma Política. En 1976 la Constitución y la Ley de Reforma Política fueron refrendadas por la ciudadanía que quería dejar atrás la dictadura, pero en el mismo paquete democrático nos habían “colado” a la monarquía en aquel entonces, y ahora hace dos años con la restauración borbónica. En España la gente vota mal excepto cuando vota bien.

Hace 40 años era la monarquía y la amnistía a los criminales franquistas. Hoy es el TTIP o la gobernabilidad. Cuando está en peligro el Nuevo Orden, que realmente es el viejo, emanado del 78 deciden por todos, ellos saben qué es lo mejor, nosotros no. Sin ir más lejos la decisión del PSOE en la pasada investidura de dar el Gobierno al partido más impopular de los últimos 40 años a pesar de que todas las encuestas querían un gobierno de signo contrario. Todo está atado y bien atado.

40 años después de ganar la Guerra Civil volvieron a ganar, y 80 años después siguen ganándola. Tenemos un lugar de culto franquista, el Valle de los Caídos, y cada 20 de Noviembre asistimos incrédulos a actos de exaltación fascista en él mismo y el resto de iglesias por toda la geografía española. Vivimos en un país en el que las víctimas tienen que acudir a la justicia de Argentina para ser reparadas, mientras aquí los verdugos campan a sus anchas protegidos por el sistema. Descubrimos cómo miles de niños y niñas, hijos e hijas de presas políticas, fueron robadas a sus madres por la represión franquista y adoptadas ilegalmente por aquellos afines al régimen. Tenemos una Fundación Francisco Franco, revisionista y con prebendas inauditas, que se dedica a denunciar por vía judicial a los que atacan la memoria del genocida. Luego los que reabren las heridas no son las víctimas, sino los franquistas que contínuamente echan sal a la herida y entierran más hondo a los asesinados que están en las cunetas.

Nos han vendido la idea de que en la Transición se hizo lo que se pudo, parece ser que más bien se hizo lo que se quiso. Así se puede explicar por qué franquistas como Fraga, Martín Villa o Alfonso Osorio, que se acostaron siendo franquistas, se levantaron siendo más demócratas que nadie gracias a un proceso que los protegió de sus responsabilidades durante la dictadura, y seguían mandando, y siguen mandando los mismos, sus herederos. Todos los demás tuvieron que renunciar a algo, ellos no renunciaron a nada.

Esta confesión de Adolfo Suárez deja bien claro que el pueblo español estaba preparado, sabía lo que quería y lo que no, era mayor de edad, renunciaba a paternalismos medievales, no creía en Reyes Magos ni en salvadores mesiánicos. Concluyo resumiendo lo dicho anteriormente parafraseando la famosa cita de Clausewitz: el franquismo por otros medios.

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El autor

Jonathan Rubio Hernández

Jonathan Rubio Hernández

Jonathan Rubio Hernández es militante del PCE y de Izquierda Unida Canaria en la Asamblea de Santa Cruz de Tenerife.