Librería de mujeres. Espacio de cultura en libertad
En una céntrica calle de la capital tinerfeña se encuentra, desde el año 2010, la pequeña y singular sede de la Librería de Mujeres, conocida a nivel nacional como Librería de Mujeres de Canarias puesto que son varias las librerías con esta especialización que pueblan el territorio peninsular. La calle es la de Sabino Berthelot, cercana a la entrañable Plaza de Ireneo González, una de esas calles peatonales llena de encanto por los pequeños y muy diversos comercios que la pueblan y que, sin embargo, es aún desconocida por parte de la población capitalina.
La Librería, que ocupa el número 42, es uno de esos pequeños comercios, una locura de autónoma emprendedora dispuesta a autoesclavizarse, que tras seis años de vida empieza a consolidarse como espacio de cultura libre, como espacio feminista, como espacio literario alternativo y, en fi n, como espacio singular. Espacio de cultura libre y singular porque la Librería de Mujeres, diseñada por Susana García (arquitecta tinerfeña, y gran amiga) es, incluso en su forma, una librería diferente. Probablemente por eso acaba de ser considerada una de las 17 librerías más bonitas de España en la lista publicada por Magnet.
Seguramente por lo mismo son muchas las visitantes foráneas, y los visitantes, que solicitan permiso para sacar fotos del local. Tal vez por eso la librera y su grupo de colaboradoras trabajan a destajo sin perder la sonrisa, porque como explicó Amelia Valcárcel en la presentación que tuvo lugar el 18 de marzo en la propia librería, “toda estética denota una ética”.
Espacio de cultura libre y feminista porque la Librería de Mujeres se abre cada día con el ánimo de dar a conocer la creación crítica y literaria de las mujeres de cada vez más lugares y más tiempos, una creación diversa (porque diversas somos y nos queremos), y extensa, que ha permanecido oculta bajo la hegemonía del pensamiento dominante que es, también aquí y ahora, el pensamiento patriarcal. Y como de la uniformidad poca cosa buena nace y el desconocimiento alimenta miedos y violencias, esta librería abre sus puertas para que las personas curiosas y deseosas de ampliar sus miras, conozcan, y reconozcan, otras letras, otros pensamientos, otras visiones. Y es que la librera y sus colaboradoras, y sus amigas, y sus colegas (permitan el uso del femenino plural como inclusivo por esta vez) consideran que acercarse a lo diferente, a lo otredad en que se ha marginado a las mujeres, es necesario para soñar, y crear, un mundo mejor por libre y plural.
Espacio de cultura libre y alternativa, en definitiva, porque se trata de un espacio abierto a toda la población, un sitio que como pequeño negocio pretende dar sustento a la autónoma lanzada y a su familia, y como librería quiere ser (porque eso son las librerías y bien lo saben en otros países) un lugar de cultura y de encuentro. Un lugar de cultura porque los libros (algunos) son cultura vertida en papel y porque son muchas las personas que han pasado por este pequeño rincón para decir y decirnos. Cultura y encuentro que han dado pie a charlas con numerosas escritoras isleñas y de otras partes (de la Península y de Baleares, por supuesto, pero también de Cabo Verde, de Cerdeña, o de la Patagonia Argentina).
Cultura y encuentro que se han plasmado en la celebración de conciertos y exposiciones, en numerosas actividades de debate (sobre la prostitución, sobre la situación del Sahara, sobre creación poética, etc.), en la constitución de un grupo estable de lectura narrativa que se reúne quincenalmente, de otro de lectura poética con cita mensual, de un tercero que centra sus debates en el análisis de ensayos feministas. Por todo lo dicho, y por tantos otros motivos que se quedan en el tintero, la Librería de Mujeres, la pequeña librería llena de volúmenes de autoras y de cuentos coeducativos y nada discriminadores, es un espacio de cultura libre, abierta a todas las mujeres, a todos los hombres, a todos los pensamientos y a todos los debates, desde la conciencia de que la pluralidad enriquece y la cultura es la base de la libertad.