Cristina Fallarás: «No se puede desarticular la sociedad civil porque no existe»
Durante el gobierno de Zapatero, encendí la televisión una noche, y allí estaba ella. Cristina Fallarás, descarnada y narrando su propio desahucio. Con sus dos hijos pequeños. Paredes congeladas en el interior le dieron la bienvenida a la “crisis”, a esta veterana del Periodismo con mayúsculas. Anteriormente había dirigido varias publicaciones y fue despedida, embarazada de ocho meses, entrando en la masa desfavorecida. No tuvo rubor al contar que había robado para subsistir, en la televisión, horario noble, antes de que la dejaran en la calle, nuevamente, al terminar el programa. Conocerla es encontrar al Mundo desnudo. Es esa niña que señala al Emperador que va desnudo desde su crónica periodística. Especialista en Ciencias Políticas. Asomarse a sus increíbles ojos azules es entrar en una trinchera de la memoria. Hablar con ella deja epatado al más bregado, por su franqueza y su elocuente oratoria. Nos visitó hace poco, y habló con nosotras en la Librería de Mujeres, en Santa Cruz de Tenerife. En Junio vuelve a visitarnos para participar en la Escuela Feminista, donde versará sobre Feminismo Interseccional.
¿Qué opina, después de su visita a Santa Cruz de Tenerife, sobre tener que andar 7 km. en bus desde el centro de la ciudad, para poder asomarse al Mar?
No me cabe en la cabeza que una ciudad le de la espalda al mar. Sólo se explica con una administración pública que “diseña” la ciudad y el espacio público también de espaldas al ciudadano.
¿Cree que se ha sustraído un espacio público de la ciudad? En sus observaciones, ¿a quién beneficia esta dejación o abandono del espacio público por el Estado o Municipio? ¿Cree que estas transformaciones urbanas se dan para alejar a la ciudadanía del diálogo y desarticular la comunicación entre iguales en la Sociedad Civil?
A veces hablar de “lo público” aleja su significado, por culpa del mal uso político. Lo que llamamos “espacio público” son nuestras calles, plazas y jardines, los museos, parques y bibliotecas, las ramblas y sus árboles, las escuelas y los hospitales. Son nuestros, de todos los ciudadanos, pero no exactamente porque nos pertenezcan. Eso implicaría “propiedad”. Son nuestros porque los ocupamos y los usamos. Usarlos es imprescindible. Es nuestro deber cuidarlos y mejorarlos, en el sentido de que esos espacios también mejoren la vida de los ciudadanos. Cuando el urbanismo y la gestión política de todo ello no implica mejoras evidentes para la vida de los ciudadanos, cuando facilitan el aislamiento y dificultan la participación, podemos decir que su administración es poco democrática, cuando no antidemocrática.
¿Qué sensación le ha producido pasear por nuestras calles?
Dicho lo anterior, me enamoré de Santa Cruz de Tenerife, de sus gentes y, muy en particular, de las mujeres poderosas que conocí en mis charlas en la Librería de Mujeres. Hay algo en la ciudad fascinante ligado a su arquitectura y a los árboles. Existe una belleza en las calles de la ciudad más allá de las intervenciones públicas, que conecta el Caribe con África. En cuanto llegué, me sentí en casa. No me pasa habitualmente.
Conociendo su opinión en cuanto al “alquiler de vientres” ¿cree realmente que puede tratarse de “situaciones altruistas”, o son una excusa para mercantilizar el cuerpo de las mujeres?
Se trata, sencillamente, de una barbaridad. No puedo comprender de ninguna manera que se presente como “un debate” posible. Es, ni más ni menos, el uso del cuerpo y la vida y el tiempo y las emociones y las hormonas y la sangre de mujeres pobres por parte de personas ricas. Va más allá de la explotación, en sentido clásico; me parece un nuevo modo de colonización. Una vez colonizadas y esquilmadas las tierras, colonizan y exprimen los cuerpos. ¿De quiénes? De las mujeres, por supuesto.
Conociendo el tratamiento de la violencia de género por parte del Gobierno de Rajoy, y también de la Justicia, en nuestro país, ¿qué herramientas le quedan al Feminismo para proponer soluciones a este grave asunto? ¿Apuesta por la desobediencia civil?
Yo soy una firme partidaria de la desobediencia, póngale el adjetivo que mejor le venga. Obediencia, sacrificio, caridad, silencio, etcétera son valores católicos que me repugnan, y cuyos frutos, para las mujeres, son la violencia y la sumisión. Hace ya un tiempo que pienso en este asunto de forma radical: El feminismo, cierto feminismo, se planteó aspirando a “ocupar espacios”. Creo que ya no quiero ocupar esos espacios. No quiero recibir sus premios, aparecer en sus listas, participar en sus jerarquías. No sé qué podemos hacer. Yo, por lo pronto, me narro. Es un paso fundamental.
Mi madre es una mujer de 83 años votante de la única izquierda que ha existido desde la Transición hasta la aparición de “Podemos”, un fenómeno político que ella no entiende y le asusta. ¿Deben los Medios de Comunicación cambiar su estrategia de demonizar, o “Podemos” debe elaborar un discurso dedicado a esta población, mayoritaria en nuestro país?
El problema de la izquierda de su madre es que pactó la Transición, y también que un hombre llamado Santiago Carrillo se definió “juancarlista”. El problema es que tanto esa izquierda como los sindicatos participaron, por acción u omisión, del pacto de silencio que mantiene llenas fosas y cunetas, y en no pocas ocasiones, del reparto de lo robado a los ciudadanos. En cuanto a lo otro, los medios de comunicación demonizan a Podemos porque están construidos por el poder, para el poder y sobre el poder. Hablo del poder financiero, que ya es el único que existe. Nada de lo que estamos viviendo con horror estos días habría sido posible sin la participación activa y satisfecha de los medios de comunicación. Ellos son los responsables del “relato” que hurtó a la ciudadanía la realidad de lo que estaba pasando: Silencio, corrupción, robo, oligopolio y destrucción minuciosa de algo que llamábamos “estado del Bienestar”. De la Cultura ya ni hablo, porque nadie recuerda lo que era.
Llegado este momento político, ¿Cree que es posible plantear una reforma de la Constitución de 1978 y llevarla a cabo con éxito? ¿Monarquía o República?
La monarquía es un sistema podrido y feudal, una construcción de súbditos para súbditos. La nuestra, además, forma parte de una dictadura criminal. Sobre la reforma y su éxito, es cuestión de tiempo: Siguen vivos y en los puestos de poder los franquistas y sus herederos, los hijos del miedo y la ignorancia… Ese es nuestro mayor problema, la ignorancia. Hace poco oía a algún escritor referirse al Lazarillo y la picaresca para describir la ineluctabilidad de la corrupción y la barbarie en España. Puede ser. Sin embargo, yo recuerdo algunos pasos en la II República, y aun antes, la Institución Libre de Enseñanza. Pero es cierto que todo lo que veo me lleva al desánimo.
¿Estamos en disposición de ofrecerles contratos laborales a las mujeres que deseen abandonar la prostitución, contemplando el marco laboral actual, y las futuras reformas exigidas por Bruselas?
Nadie quiere ofrecerles contratos laborales a las mujeres que deseen abandonar la prostitución. Es más, nadie quiere que las mujeres abandonen la prostitución.
¿Cree que la transformación del ordenamiento urbano, que comentábamos en una pregunta anterior, responde a un plan ideológico para desarticular la capacidad de reunión y manifestación de la Sociedad Civil?
Dudo sobre lo que usted llama “capacidad de reunión y manifestación de la Sociedad Civil”. Dudo que sea necesario “un plan ideológico” para desarticularla. No se puede desarticular lo que no existe. De eso ya se encargó el PSOE hace más de dos décadas.